En el estado de Tamaulipas se localiza la Reserva de la Biósfera de El Cielo. Una reserva natural única en su tipo donde conviven selvas y bosques de niebla, así como cientos de especies de plantas y animales que habitan en un paisaje de montañas y sierras. En el extremo sur de esta reserva descendimos a una caverna oculta en la selva: una entrada hacia el inframundo en las entrañas la Sierra Madre Oriental.
Un vistazo a las imágenes de satélite revela la presencia de sumideros y simas ocultas entre valles y montañas. Estos cerros están compuestas de roca caliza, esta roca es propicia para la formación de cavernas, grutas y otros fenómenos de origen kárstico.
El viaje inicia en los alrededores de la población de Ocampo, en el estado de Tamaulipas. La Reserva de la biósfera y su zona de amortiguamiento se extiende hasta el extremo sur de estas montañas. En estas poblaciones contactamos a los lugareños para poder acceder y acercarnos a la base de la montaña donde se ubica esta cueva.
La caverna que encontramos en el mapa resultó ser bien conocida en la zona. Se encuentra en lo alto de un cerro llamado el Caballo Moro. Y es por eso que a esta cavidad vertical es conocida como: Sótano del Caballo Moro.
Alcanzamos el fondo de la caverna para encontrar una rampa de lodo y roca. La luz penetra desde lo alto, unos 200 m más arriba. El salón es enorme y las luces de las lámparas poco pueden iluminar. En el fondo un lago de color azul turquesa se funde con la oscuridad. Nadando en el agua de esta poza subterránea observamos una gran cantidad de peces ciegos (Astyanax). Son troglóbios, acostumbrados a vivir en ambientes con falta de luz en las profundidades de la tierra.
Esta impresionante cavidad fue visitada inicialmente en 1969 por espeleólogos estadounidenses para ser mapeada los años posteriores durante varias visitas (AMCS, Asociation for Mexican Caves Studies). El ultimo descenso documentado a esta caverna se remonta al año 2002 para la colecta y estudio del pez ciego mexicano.